Jugar con el bebé por medio de títeres es una experiencia enriquecedora tanto para los padres como para el pequeño. Fortalece el vínculo, la transmisión de afectos y comunicación mutua.
Particularmente para el niño pequeño los títeres ejercen una fascinación irresistible con su sola presencia. Un bebé frente a un títere seguramente reaccionará dirigiendo su mirada hacia el personaje, con una sonrisa o con el cuerpo e intentará conectarse con él de algún modo.
El niño puede poner en práctica su creatividad e imaginación, desplegar toda su personalidad, y proyectar y tramitar situaciones cotidianas como el nacimiento de un hermanito, experiencias en el jardín de infantes, miedos y fantasías que le son difíciles de expresar.
El ponerle cara a sus emociones le permite poder entenderlas con mayor facilidad ya que a través del juego el niño puede reunir experiencias u objetos de la realidad exterior y utilizarlas al servicio de sus propias necesidades.